DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Hoy, 25 de noviembre, nos unimos para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Un día que nos recuerda que ninguna forma de violencia: física, psicológica, económica, simbólica o laboral; es aceptable, y que nuestra voz colectiva tiene un papel esencial en la transformación de nuestros espacios marítimos y portuarios.

Como Red, reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando por entornos seguros, respetuosos y libres de violencia, donde cada mujer pueda desarrollarse, liderar y crecer con dignidad.

A todas ustedes, gracias por formar parte de esta misión regional.
Sigamos impulsando cambios reales, visibles y sostenibles.

Un abrazo grande,
Macarena Cladera


El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conmemorado cada 25 de noviembre, constituye una fecha clave para visibilizar y denunciar todas las formas de violencia que afectan a mujeres y niñas en el mundo. Esta jornada, reconocida oficialmente por la Asamblea General de las Naciones Unidas, reafirma el compromiso global de impulsar políticas, marcos normativos y acciones coordinadas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género en todos los ámbitos de la vida pública y privada.

Su origen se remonta al legado de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, brutalmente asesinadas en 1960 en la República Dominicana. En su memoria, el movimiento feminista latinoamericano y del Caribe adoptó esta fecha durante el Primer Encuentro Feminista de 1981, y desde entonces se ha consolidado como un símbolo de memoria y acción colectiva. Posteriormente, iniciativas como la Campaña de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género han fortalecido la movilización internacional, articulando esfuerzos entre gobiernos, organismos multilaterales y sociedad civil.

La ratificación de este día por parte de Naciones Unidas en 1999 marcó un hito en el reconocimiento de la violencia contra la mujer como una violación de los derechos humanos y una prioridad de la agenda internacional, reforzando la necesidad de avanzar hacia entornos seguros, inclusivos y libres de violencia, promoviendo la igualdad sustantiva y el respeto irrestricto a la dignidad de todas las mujeres.

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